Roy Steinbach, un naturalista innato y un artista apasionado

Hace unos días falleció Roy Steinbach Quiroga, un hombre multifacético que destacó como gemólogo, escultor, inventor y naturalista que dejó su legado al país. 

El director del Museo de Historia Natural Alcide d’Orbigny, Ricardo Céspedes, junto al naturalista Roy Steinbach Quiroga (i). Escultura en mármol de propiedad de Steinbach. MUSEO DÒRBIGNY Y BRIAN MCCONNELL.

Recuerdo un día, muchos años atrás, cuando me encontraba aún en colegio, el maestro de biología nos llevó a ver el Museo de Historia Natural que existía en el llamado Palacio de la Cultura, ubicado en la esquina de las calles 25 de Mayo y Perú (hoy avenida Heroínas). En ese edificio, en los pisos superiores, se exhibía una gran colección de taxidermia y herbario, también exponían grandes dioramas que presentaban animales disecados, insectos y plantas recreando así los distintos ambientes ecológicos de Bolivia.

La visita nos sorprendió muchísimo, ya que los ejemplares disecados    eran de una naturalidad impresio-nante, tanta que parecían vivos. Aprendimos bastante en el recorrido de estas salas, todo se encontraba clasificado con rigurosidad científica y didácticamente expuesto; curiosamente ese día se encontraba un joven apuesto que hablaba con el profesor de biología, el Padre Liborio. Conversaban sobre lo que se exponía en esta sorprendente obra, los esfuerzos que se hicieron para montar el museo. Era nada menos que Roy Steinbach Quiroga, quien con su padre Franz y su hermano Freddy —y con ayuda familiar—habían realizado todo este gran esfuerzo para mostrar la riqueza de la biodiversidad boliviana al público.

Siguiendo con este relato recuerdo también que, en la década de los 80’, Steinbach se trasladó al pasaje Tarija, en Cala Cala; siendo vecino mío tuve entonces la oportunidad de conocerlo personalmente. Algunos días teníamos largas conversaciones sobre ciencias naturales, pocos amigos míos reflejaban tan fuertes pasiones como él, las expresaba con alma de un gran naturalista.

En las reuniones él hablaba, enfáticamente, de sus lindas experiencias con fieras —desde jaguares hasta serpientes—, como también emotivos momentos cuando era pequeño y correteaba junto con su padre para capturar bellas mariposas en Buena Vista (Santa Cruz) o los ha-llazgos de fósiles y minerales de danburita en Cristal Mayu; así como sus incansables aventuras en las  selvas del Chapare.

También, en estas conversaciones, salió la relación entre nuestras dos familias de casi un siglo. Dio la casua-lidad que mi abuelo, Ismael Céspedes, fue el abogado de su abuelo, José Steinbach, quien en gratitud le había obsequiado algunas mariposas hermosamente enmarcadas, que aun las conservamos como herencia familiar. Lamentablemente, Roy cambió de residencia y perdimos el contacto por varios años.

El interés que despertó en mí esta visita al Museo del Palacio de la Cultura me permitió hacer un seguimiento sobre esta hermosa colección científica dejada por la familia Steinbach para Cochabamba. Con el trans-currir de los años y con los cambios en autoridades municipales de cultura —muchas de ellas sin criterio científico y patrimonial— se desmanteló un día este espacio, que pudo ser considerado como el primer Museo de Historia Natural que se creaba en Bolivia.

Se llevó tan importante colección a un depósito, un cuartucho, en el Jardín Botánico Municipal, donde las ratas y los insectos mermaron este patrimonio. Posteriormente, fue llevada a la Casona Santiváñez, donde se trató de exhibirla sin el debido cuidado; también se deterioró. De ahí fue a parar a un cuarto en el Parque Acuático donde corrió igual suerte. Gracias a las gestiones que realizamos en 2002 se pudo rescatar al menos el 10% de esta colección, que hoy es parte del patrimonio del Museo de Historia Natural Alcide d’Orbigny de Cochabamba, donde se encuentra resguardada y debidamente conservada.

En 2003, durante la inauguración del museo, me encontré nuevamente con mi amigo Roy. Desde ese momento nos reunimos con frecuencia en el lugar que conservaba parte de su legado. Su compromiso con el Museo de Historia Natural Alcide d’Orbigny fue más allá, ya que tuvo la paciencia de darnos clases de taxidermia a todo el personal, algunas veces en nuestra institución y otras en su domicilio, en la zona de Sarco.

Todo nuestro equipo se sentía emocionado no solamente por sus entretenidas clases teóri-cas-prácticas de zoología y taxidermia, sino por sus conversaciones de aventurero o por sus varias horas de explicación en la que nos desentrañaba sus habilidades no solo científicas sino de artista. Disfrutábamos de sus minuciosos trabajos en piedras preciosas y aprendíamos así gemología, otras veces tallado en madera o su interés por la mecánica arreglando su viejo Unimog, que durante años trataba de hacerlo. Así, conocimos las distintas facetas de un hombre con vasto conocimiento.

Roy Steinbach no solo fue un geólogo, zoólogo, gemólogo y artista que dejó un legado en Cochabamba, también colaboró nacional e internacionalmente a la academia, proporcionando colecciones científicas que hoy pueden verse en la Facultad de Agronomía de San Francisco Xavier de Sucre,  en el colegio La Salle o en museos del exterior como el de Historia Natural Bernardino Rivadavia, en la Argentina, el American Museum of Natural History de Nueva York y el British Museum de Inglaterra, entre muchos otros, que permitieron mostrar la importancia de Bolivia en la historia natural del mundo.

Siempre estaremos agradecidos por este amigo y naturalista. Como un pequeño reconocimiento y gratitud, el Museo d’Orbigny exhibirá las taxidermias de tucanes, pumas, monos y muchos otros que son verdaderas obras de destreza hechas por sus manos, quedando in memoriam como legado de su obra para nosotros y las nuevas generaciones. l

* Ricardo Céspedes, director del Museo de Historia Natural Alcide d’Orbigny de Cochabamba.